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A fines de 2016 y 2017, se aprobaron los Acuerdos de Paz entre el gobierno colombiano y el grupo rebelde más grande la FARC y una nueva ronda de conversaciones de paz fue iniciada entre el gobierno y el grupo rebelde más pequeño, ELN. En este punto, la FARC se ha desmovilizado y sus miembro se están trasladando a “campamentos” designados, donde vivirán por un tiempo asignado antes de ser libres para trasladarse. Se les ha dado el derecho de formar un partido político y dirigir candidatos para cargos públicos.

Sin embargo, otros grupos armados que no formaron parte de los Acuerdos de Paz todavía recorren el campo y se mueven con sus armas entre los espacios que la FARC controlaba. Estos son los sucesores de los grupos paramilitares de derecha supuestamente desmantelados hace diez años. La gente local, a la cual aterrorizan, dicen que estos nuevos grupos son formados por muchas de las mismas personas que pertenecían a los grupos paramilitares anteriores. También dicen que las fuerzas de seguridad nacionales no hacen nada para detener la violencia paramilitar, incluso cuando están estacionadas cerca y se les pide que lo hagan.

Estos grupos armados a menudo han sido desplegados para promover intereses privados en tierras valiosas -por ejemplo, desplazar violentamente a comunidades de pequeños terratenientes para proporcionar tierras a individuos o corporaciones ricas y que asi planten plantaciones de aceite de palma. En el 2017, ya más de 6 millones de personas han sido desplazadas violentamente de sus tierras en Colombia durante la guerra de más de 50 años.

Desde diciembre de 2016, estos grupos paramilitares reorganizados han comenzado a agitarse, particularmente en zonas con poblaciones indígenas africanas y han matado a cientos de personas. No hay paz, a pesar de los Acuerdos de Paz, en las muchas áreas donde estos grupos están activos. Sin un cierto compromiso por parte del gobierno colombiano de desarmar y desmantelar a estos grupos paramilitares reorganizados, no habrá paz en Colombia. Tampoco habrá paz si los miembros de los grupos paramilitares que han cometido violaciones a los derechos humanos están sujetos a las mismas normas de justicia que los miembros de la FARC durante el período de justicia transicional en el camino hacia la paz.

Antes de que dejara el cargo, el presidente Obama había prometido 450 millones de dólares a Colombia, la mayor parte de la cual se debe dar a las ONGs en lugar del gobierno, para apoyar la implementación de los Acuerdos de Paz. Aunque CRLN apreció el desvío de fondos militares a fondos para la paz, pensamos que estos fondos serían mejor utilizados si se distribuye directamente a los grupos de base colombianos activos en los lugares locales donde acuerdos de paz deben realizarse entre los ex combatientes en lados opuestos de la guerra o entre los combatientes de ambos lados y a civiles sobrevivientes de la violencia. Este puede ser un punto discutible, ya que el Presidente Trump y su Secretario de Estado, Rex Tillerson, han señalado que Estados Unidos puede retirar totalmente el apoyo del proceso de paz de Colombia. Debemos defender el apoyo continuo al proceso de paz, dada su fragilidad y los desafíos que enfrenta.


CRLN va a estar presente en Washington DC del 21 al 24 de abril, visitando la delegación de Illinois en el Congreso. ¡Envíe su firma a Washington DC con CRLN!​ Nuestra demanda sera financiamiento para implementar los Acuerdos de Paz en Colombia y para que funcionarios colombianos desmantelen paramilitares aún activos en el país.

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